Viajes y Cruceros

Marsella: brasero de culturas


Marsella es la segunda ciudad más grande de Francia y su historia es una amalgama de diferentes culturas que han ido dando ese carácter peculiar tradicional y moderno a una ciudad en continua evolución.

Fundada por los Fenicios es actualmente la ciudad más extensa de Francia y aunque no tiene los paisajes de Paris ni su glamour, tiene algo que la hace aún más especial y que convertirá al viajero en un enamorado de la ciudad a partir del segundo día. Paseando por sus coloridos mercados uno se sentirá automáticamente trasportado a la lejana África o visitando sus fiordos que asoman como balcones por encima del azul Mediterráneo que baña la mimada Costa Azul, uno descubrirá que hay cosas en el mundo que no puede perderse.

El viejo puerto es un acontecimiento cada vez que se visita, sobre todo en verano, cuando el mercado pesquero está en plena ebullición y  nos envuelve su ambiente. Hay que pasear tranquilo pero muy pendiente de nuestras pertenencias, ya que, sin darnos cuenta, en un momento podemos "perder" una cámara fotográfica, un móvil o cualquier cosa con algo de valor. Si queremos unas vistas espectaculares recomiendo ir al Palais du Pharo  o bajar caminando por la famosísima Avenida Canebiere.

Notre Dame de la Garde, donde la tradición pesquera ha consagrado sus barcos desde tiempos inmemoriales, es un lugar mágico. Las vistas desde la altísima catedral son espectaculares.

Le Cours Julien y La Plaine son las zonas donde las cafeterías, librerías y tiendas invitan al viajero a relajarse y a hacer un descanso, disfrutando de la más pura atmósfera de relajación. El Mercado de La Plaine es el lugar preferido por los compradores cada Jueves y sábado, donde, a primera hora de la mañana, pueden encontrarse ofertas asombrosas con su "tombe du camión" que literalmente significa "caída del camión", refiriéndose a la mercancía.

La Corniche es un paseo marítimo que nos deleitará con unas vistas fantásticas del Chateau d'If  y Les Calanques ,que son los fiordos al este de la ciudad.

Boulevard Longchamp y Palais Longchamp : se trata de un Boulevard flanqueado por majestuosos edificios antiguos que  nos lleva hasta el  Palacio Longchamp, merecedor de una visita.

Parc Borély : es un acontecimiento al anochecer visitar este parque situado a 300 metros del mar y tomar algo en Escale Borely con sus numerosos restaurantes y bares.

La Place Castellane, con su escultura, es el lugar predilecto de los marselleses los fines de semana para una sesión de cine.
Las playas de La Pointe Rouge  y  La Madrague son  bastante correctas,  no hay mucha aglomeración de gente y no puedan rivalizar con las demás playas de la Costa Azul.

Noailles :  su visita nos transportará al bazar de cualquier ciudad árabe con sus numerosas tiendas árabes y chinas.
Chateau dÍF es una isla delante de la ciudad de Marsella que antes contenía un penal y es muy conocida por haber sido el castillo de la famosa novela de Alejandro Dumas "El Conde de Montecristo".



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