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Viajar - El Monte Saint-Michel: entre roca y marea
Martes, 05 de febrero 2013
























El Monte Saint-Michel, erigido sobre un islote de granito situado en el centro de una inmensa bahía bañada por las mayores mareas de Europa, desafía al paso de los siglos y se ha convertido en un lugar emblemático de la historia.

"Le Couesnon dans sa folie mît le mont en Normandie" (El Couesnon en su locura ponía el monte en Normandía).


En el departamento francés de la Mancha, en una pequeña isla de morfología rocosa en el estuario del río Couesnon, hay una espectacular abadía medieval consagrada al culto del santo San Michel. Los días en los que la marea está baja se puede llegar andando desde cualquier punto de la bahía y cuando suben las aguas se aísla del mundo y permanece conectada tan solo a través de un estrecho camino.


El idílico paisaje natural y la elaborada arquitectura del Monte Saint-Michel han convertido este entorno en uno de los más visitados en la región de Normandía y uno de los principales atractivos turísticos de Francia. La isla forma parte del cantón francés de Pontorson, situado en el departamento de la Mancha, lugar en el que revierten los beneficios de los más de tres millones de visitantes anuales.


Cada uno de los elementos de la isla tiene valor histórico por sí solos. Por ello, el conjunto figura inscrito como parte esencial del patrimonio histórico francés. Además desde 1879 la totalidad de la isla junto con el viejo molino de Moidrey, empezado a cuatro kilómetros de distancia, forman parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad, elaborada por la Unesco.


Las mareas del Océano Atlántico y las crecidas de los ríos Selune y Sée marcan los ritmos de vida en la isla y sus alrededores. Hay períodos en el que el que las lanudas ovejas galas del norte pastan en terrenos que en otro momento se encuentran cubiertos por el agua. El islote sobre el que se asienta  el monte de Saint-Michel tiene una superficie circular de cerca de 280 hectáreas, sobre el que se elevan las construcciones hasta un máximo de 92 metros de altitud.


La abadía fue fundada por los monjes benedictinos en el año 966, pero en los pasillos subterráneos se han encontrado restos celtas, lo que hace pensar que el lugar ya había estado habitado antes. En las leyendas sobre los druidas se hablaba del entorno como un espacio místico. Durante los revueltos años posteriores a la Revolución Francesa sirvió también de cárcel y fueron varios los artistas en denunciar esta situación, entre ellos el noto escritor Víctor Hugo.


El monte está pensado para ser una fortaleza infranqueable en la bahía porque antiguamente cuando la marea era baja no era posible acceder al peñasco sino era por vía marítima. Actualmente, debido a la edificación de una pequeña carretera, se puede llegar siempre a los pies de la valiosa abadía.


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