“Carpe Diem” Enoturismo en Tierras de Mollina
03 de mayo 2013 - Manuel Medina | Mollina –Málaga–
Nuestros antepasados latinos nos lo enseñaron: “Carpe Diem”, disfruta de este día, de este momento, no desperdicies las horas de hoy, porque son únicas e irrepetibles. Los mismos hombres que procedentes de Roma erigieron el fuerte conocido como el Castillo del Capiruzón o de Santillán, en tierras de Mollina.
Y los mismos hombres también que a estas tierras traen el cultivo de la vid. Actualmente, el ochenta por ciento de los vinos de la Denominación de Origen Málaga, son elaborados en este municipio. El carácter vitivinícola de esta región constituye un símbolo de esfuerzo y superación. Mollina, en la comarca de Antequera, es camino histórico, uniendo Granada y Sevilla. Pueblo salpicado de bellas plazas y blanca arquitectura. El amante de la enología y del enoturismo, o bien cualquier persona que guste de “disfrutar del momento”, junto a una copa del mejor de los vinos, ha de tener presente a “Tierras de Mollina”, término que no sólo define a estos lares, sino a la empresa más emblemática de la región y que se ha convertido en el referente de los vinos de Málaga. Tierras de Mollina (S.C.A. Virgen de la Oliva, perteneciente al Grupo Hojiblanca) es la única cooperativa vitivinícola de Málaga, y no es el único elemento de exclusividad que posee: todos y cada uno de sus vinos, por méritos propios, lo son.
Es en 1993 cuando nace como marca “Tierras de Mollina”, contando con una exquisita variedad de vinos bajo dos denominaciones de origen diferenciadas reconocidas: D.O. Málaga, para vinos naturalmente dulces y vinos de licor –secos, semisecos, semidulces y dulces– y D.O. Sierras de Málaga, para vinos blancos, tintos y rosados. Carpe Diem, Montespejo y Apiane son sus tres marcas que se comercializan en distintas variedades, de todas ellas hablaremos.
MONTESPEJO BLANCO JOVEN. Lairén, Doradilla y Moscatel. Vendimia manual seleccionando los mejores racimos, con maceración prefermentativa a 10ºC. Extracción de mosto flor a muy baja presión y fermentación controlada. Brillante, una base florar con fruta de hueso, notas tropicales y cítricos. Fresco con amplitud y elegancia. Perfecto como aperitivo o maridado con arroces, pastas y pescados.
MONTESPEJO CEPAS VIEJAS (Blanco). Procedente del cultivo ecológico de una pequeña parcela de viñas viejas Doradilla, plantadas en 1960 en suelos calcáreos a una altitud de 450m. Fermentación en barricas de roble francés donde se mantuvo por 8 meses. De aspecto limpio, brillante y untuoso en copa, posee un color pajizo pálido. En nariz es franco, complejo. Predominan recuerdos primarios frutales, con una importante presencia de tropicales y gratos toques florales, en agitación presenta una amplia gama de terciarios en los que predomina la crema pastelera y el coco. El paso por boca es una sierpe de sensaciones, grasa, terciopelo, volumen…, posee además una marcada acidez y una intensa mineralidad que aportan un postgusto largo y calmado. Gran pareja para mariscos y pescados grasos como el atún de almadraba y el salmón, tanto natural como ahumado.
MONTESPEJO TINTO ROBLE. Elaborado a partir de viñas viejas de suelos calizos y criado en barrica bordelesa de roble francés durante seis meses. Uvas Syrah y Merlot. De potente aromática nasal y largo postgusto a frutas, frutos secos y especias. Si se quisiese maridar, se recomienda frutos secos, caza, patés, quesos, asados y pescado azul.
MONTESPEJO TINTO JOVEN. Varietal del cepaje Syrah. Un potente efluvio de fruta roja, matices minerales y especiados que dan paso a violetas y rosas. Redondo y aterciopelado, largo en el postgusto. Sensacional. Marida con embutidos, quesos, patés y carnes blancas.
APIANE ESPUMOSO. Espumoso de Moscatel. La nueva creación de Bodegas Tierras de Mollina. Parte de una uva moscatel de grano menudo, recogida a mano y con fermentación natural. Amarillo pajizo con perlado pequeño y constante. Aromas a azahar, cítricos y frutas de hueso. En boca contrasta la acidez de los cítricos con el dulce suave, siendo limpio, sedoso y sin aristas. Perfecto para postre, patés, aperitivos salados y celebraciones. El primer champán malagueño.
CARPE DIEM MÁLAGA AÑEJO. Pedro Ximén. De vendimia manual seleccionada se extrae el mosto flor a muy baja presión. Envejecimiento en barrica de roble americano, no menos de 5 años. De color caoba, en nariz destacan los aromas a pastelería, tofee, almíbar y fruta confitada. En boca es equilibrado y nada empalagoso. Puede ser un perfecto sustituto del ron añejo en copa larga o combinado. Marida con postres, patés y aperitivos salados.
CARPE DIEM DULCE NATURAL. Vendimia manual seleccionada de uva Moscatel mosto flor. Amarillos con reflejos dorados y verdosos, su aroma es a manzanas y membrillos con toques de miel y flores blancas. En boca es redondo aterciopelado, de acidez frutal equilibrada y destacada persistencia. Sus notas ácidas lo convierten en el compañero idóneo para aperitivos salados como patés, chacinas, salazones, quesos fermentados y como copa nocturna o de sobremesa.
CARPE DIEM TRASAÑEJO. Vino tinto Pedro Ximén y Moscatel. Vendimia manual seleccionando los mejores racimos. Extracción del mosto flor a muy baja presión y fermentación controlada. Envejece en barrica de roble americano, no menos de 10 años. De color caoba y lágrima densa, en nariz destacan los aromas a café, miel, uva pasa y almíbares. En boca sorprende su cuerpo graso no empalagoso y su final largo. Ideal para postres, patés, aperitivos salados, copa larga y amigo indiscutible en las celebraciones. Una de las joyas de los vinos de Málaga.
Aquellos hombres procedentes de quién sabe qué rincón del vasto Imperio Romano nos han legado su amor por el cultivo de la vid y asociado a ello –pues el vino encierra en parte su esencia–, su amor por la vida en cada uno de sus instantes, el “Carpe Diem”. Hombres anónimos cuyos nombres no quedaron registrados en los libros de historia. Pero son los hombres y mujeres de estas tierras los que hicieron y hacen hoy posible el milagro cada mes de septiembre: arrancar a la tierra y al sol su esencia e introducirlas en una botella. Una larga lista de nombres –esta vez bien conocidos– cuyo empeño es obrar el mencionado milagro. Citar en representación de todos ellos a alguien que es mucho más que un embajador de estos vinos: a todo un padre, pues cada nueva creación de esta bodega es por él vivida casi con la misma intensidad y emoción que se siente al dar vida a un nuevo ser. Arturo Jimena Lima es su nombre. Hacer llegar estas esencias a los más recónditos lugares del planeta, su empeño. Pero sobre todo, vivir, transmitir y compartir su filosofía de la vida: “Carpe Diem”.
TIERRAS DE MOLLINA
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©Manuel Medina
Escritor y Viajero