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¿IberoCruceros? ¡Si, gracias!
Octubre de 2013 - Manuel Medina






























Hace ya mucho tiempo de aquello, pero me viene como anillo al dedo recordarlo. En España -en todas las Españas, pues de este fenómeno que vamos a rescatar del olvido no se escapó rincón alguno de nuestra piel de toro-, hubo una época ahora recordada como "la transición". Fue la que arrancando a mediados de los setenta, nos llevó hasta adentrados los ochenta. Y nos llevó al cambio político, y a Europa y en definitiva, a tener que -de nuevo- reinventarnos. Pero no vamos a hablar de política -Dios nos libre-. Las listas musicales de éxitos en España estuvieron acaparadas en sus primeras posiciones en el año 1975 por Camilo Sesto, Desmadre 75 (vaya nombre para un pintoresco grupo de chiflados que cantaban "Saca el güisky, cheli"), Roberto Carlos, Miguel Gallardo, José Luís Perales…

En sólo un año, 1976, estos artistas nacionales desaparecen de las listas y los primeros puestos son acaparados por Rod Stewart, Elton John, Wings, Johnnie Taylor, Paul Simon y muchos otros de origen anglosajón. Y esto, que a música hace referencia, podría ser extrapolado a otros terrenos en los que no hubo transición. Directamente, hubo ruptura. Pero tampoco ello es el eje del presente artículo, pero sí un punto de posicionamiento para refrescar las memorias sobre algo que pudiese parecer trivial, pero que en modo alguno lo es: en aquella época nos adscribíamos incondicionalmente a lo que considerábamos estandarte de nuestro nuevo modo de vida. Hacíamos bandera de casi todo… y alardeábamos de ello. Es más, lo anunciábamos en las solapas de nuestras chaquetas invernales (de pana gruesa) o en las camisas veraniegas de grandes cuellos con bolsillos abotonados de los que sobresalían bolígrafos cuatricolores. Eran las ya desaparecidas "chapas" -luego reemplazadas por pines de más reducido tamaño y abandonado ya la muy visible y generosa esfera-. Esto es lo que anunciábamos como fenómeno casi sociológico de la época.

Orgullosos lucíamos insignias de todo tipo: desde lo ideológico al último grito en música rock progresiva. Otros tiempos en los que gustaba ser identificado con algo, las etiquetas no sólo no molestaban, nos sentíamos comodísimos luciéndolas. Algunas eran tan ingenuas como las que pretendían a golpe de chapita detener el inevitable desarrollo de las nuevas fuentes de energía: "¿Nuclear: no, gracias?". Así rezaba una que ahora viene a mi memoria. El caso es que esta moda -y tantas otras- ya sólo habitan en el recuerdo (amén de una exitosa serie televisiva española que se me antoja aún más larga que el propio periodo que pretende reflejar).

Y todo lo expuesto no tiene otro fin que prologar y subrayar la impresión que produce ver como un nutrido y heterogéneo equipo luce con ese mismo talante de orgullo e identificación el logotipo de su compañía en su solapa. Son los hombres y mujeres de Iberocruceros que en un itinerario de cuatro días a bordo del Grand Holiday han agasajado a sus mejores socios estratégicos por su trabajo durante el 2013. La compañía española ha celebrado su tercera edición de "Estrellas del Mar" dedicado a los agentes de viajes. Desde el miércoles 9 de octubre al sábado 12, todo el equipo humano de esta compañía se ha volcado -como vienen haciendo en cada uno de sus buques y cada uno de sus recorridos- en demostrar que son una de las mejores compañías de crucero que tenemos a nuestra disposición.

"Viva la Vida", un slogan convertido en filosofía que busca el máximo disfrute en todos y cada uno de los instantes de la magia de un crucero y siempre adaptándose al estilo de vida español. Desde Massimo Brancaleoni, Director General de Iberocruceros y Costa Cruceros en España y Portugal, hasta el último miembro de esta compañía, hacen de su trabajo un reto diario. Desde el año 2007 y con más de 1 millón de clientes, Iberocruceros viene ofreciendo calidad y servicio a raudales. Todo ello adaptado al cliente español, a su gastronomía, a su forma de entender el ocio y el entretenimiento, a sus horarios, al idioma español y en definitiva a lo que nos caracteriza.

Hemos tenido la oportunidad de comprobar que ese "pin", con el logotipo corporativo de Iberocruceros, no sólo prende del uniforme de todos y cada uno de los miembros de esta compañía. Lo llevan también en sus corazones, en su sonrisa, en sus ganas de enfrentarse al reto diario de ser una compañía de referencia en el sector. De ahí que estemos seguros que cada día, en muchas agencias de viajes, no se dude al ofrecer de forma preferente los servicios de Iberocruceros para hacer realidad el viaje soñado de sus clientes. Los mismos clientes que pasado un tiempo, y al evocar los recuerdos de sus vacaciones, no dudarían en lucir -ahora de forma verbal y con una amplia sonrisa de satisfacción en sus labios- el ahora simbólico pin de "¿IberoCruceros? ¡Si, gracias!"

©Manuel Medina
Escritor y Viajero





¿IberoCruceros? ¡Si, gracias!