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Cruceros: Las Islas Galápagos a bordo del Celebrity Xpedition
Lunes, 22 de agosto 2011




















En el año 1535, el obispo español de Panamá, Tómas de Berlanga, viajaba a Perú a lo largo de la costa oeste de América del Sur. El viento y las corrientes oceánicas empujaron la nave demasiado hacia el oeste llegando así por casualidad a islas extrañas y sin habitantes. A continuación se presenta un pasaje de una carta que escribió acerca de su descubrimiento:

"El paisaje abrupto es desolado y misterioso, sin signos de  presencia humana, las rocas son estériles, ellos solo hallaron  lobos marinos, y tortugas, tortugas tan grandes que podrían llevar un hombre encima, y muchas iguanas que son como serpientes...muchos pájaros como los de España, pero tan tontos que no saben huir, y muchos fueron cogidos con la mano."

--- Carta de Tómas de Berlanga, descubridor de las islas Galápagos, al emperador Carlos V de España



El mar estaba picado en la madrugada, con las amenazantes nubes grises encima y lluvia que caía en el horizonte. Estábamos brincando junto al estruendo del motor fueraborda de nuestra Zodiac. Pasamos por el cono parcialmente expuesto de un antiguo volcán, llamado La Corona del Diablo.

Estábamos a millas de la nave cuando llegamos a la isla Champion, un islote cubierto de cactus, y apagamos el motor. Me puse la máscara y aletas, puse mis piernas por el  lado de la Zodíac y desaparecí en el Océano Pacífico.

El agua fría penetró mi traje de neopreno por el cuello y las piernas, yo pataleaba mis aletas con urgencia para calentarme. En un momento estaba aclimatado, el traje había realizado su trabajo.

Nuestro grupo pequeño derivó en una fuerte corriente por las paredes escarpadas de la isla, por encima de bancos de peces, en 15 pies de agua. De repente, ellos estaban allí, nuestra razón de visitar este lugar, un trío de lobos marinos curiosos.

Uno de ellos me miró, ojo a máscara, y dos se arremolinaban con gracia a nuestro alrededor, llegando a la superficie y luego sumergiéndose al fondo del océano y desapareciendo en el más allá oscuro, sólo para reaparecer momentos más tarde desde una nueva dirección.

Los lobos marinos son algunos de los más juguetones de todos los animales marinos, y que predeciblemente llegaron a saludar a los snorkelers en estas aguas. Estos tres parecían entretenidos por las criaturas de la tierra de lento movimiento con cabezas raras y grandes pies planos. Es difícil sonreír con la boquilla de snorkel, pero creo que logré hacerlo de todos modos.

Al igual que todos los pájaros y animales que hay aquí, no tenían miedo de nosotros. Durante casi una hora, que iban y venían, nunca muy lejos,  hicimos nuestro mejor esfuerzo para seguir su ritmo.

Ayer, al amanecer, rodeamos Kicker Rock, los restos empinados de un cono volcánico. En la primera luz del día, el lado orientado hacia el sol estaba iluminado brillantemente, pero desde el otro lado, Kicker Rock fue igualmente impresionante, dos pesadas siluetas negras.

Desde allí  navegamos hasta la Isla San Cristóbal y el pueblo tranquilo de Puerto Baquerizo Moreno. Hicimos una larga caminata por la naturaleza, vimos nuestro primer pinzón de Darwin, visitamos el Centro de Interpretación y paseamos por las calles empedradas de la ciudad. Volvimos al Xpedition para el almuerzo mientras navegamos al sur otra vez, a la Isla Española, la más antigua y más al sur de la cadena.

La Española se conoce por la observación espectacular de vida silvestre, y no me decepcionó. El residente más famoso es el albatros. Es un pájaro hermoso y en peligro crítico de extinción, con cabeza y cuello amarillo y crema, cuerpo oscuro, pico largo de color amarillo y una envergadura de hasta 8 pies.

El pájaro planea elegantemente y se alimenta hasta 600 millas de la isla, pero sus alas grandes hacen difícil el despegue. En La Española, los albatros despegan corriendo hacia el borde de un precipicio y saltando.

Durante las dos horas en la isla, caminamos de puntillas por senderos llenos de iguanas marinas, sin moverse excepto por los ojos, que nos seguían mientras pasábamos, y bordeamos los albatros incubando sus huevos en el suelo. Vimos un halcón de Galápagos cazando lagartijas de lava, pajaritos o iguanas. Nos quedamos en el borde de los acantilados al lado sur de la isla, mientras las olas golpeaban las rocas y el agua se forzaba, a través de un orificio, hasta 50 pies en el aire.

Lo más destacado del desembarque, para mí, fue cuando nos detuvimos formando línea en el camino a tomar fotos de un par de albatros sentados debajo de un arbusto. Primero uno y luego el otro se levantaron y andaban entre los miembros de nuestro grupo hacia un claro y comenzó un largo ritual de apareamiento ruidoso y divertido.

Se inclinaban y desfilaban uno alrededor del otro con las cabezas oscilando de lado a lado. Se inclinaron hacia delante, uno frente al otro, tocando sus picos juntos rápidamente. Se echaron atrás, se pusieron de pie manteniendo los picos abiertos, y luego los cerraron con un golpe fuerte.

Los albatros de Galápagos se aparean por vida y pueden vivir casi 50 años, pero están siendo exterminados por las redes de pesca que atrapan a los pájaros y los matan cuando bucean para coger los peces que ya están atrapados. Estas redes no son más que uno de los muchos peligros creados por el hombre que amenazan varias especies en estas islas.

Por ahora, nos hemos acostumbrado a la rutina de la nave: una o dos excursiones a tierra por la mañana, seguida por un almuerzo y descanso a bordo en la parte más calurosa del día, y otra excursión por la tarde. Hay una sesión informativa en la tarde para describir los lugares de visita y actividades del día siguiente.

Por cada desembarque, hay dos opciones que varían en duración y dificultad,  para una gran variedad de capacidades físicas.

La experiencia a bordo del Xpedition ha sido excelente, y nos encontramos ocupados todo el tiempo. Los oficiales y la tripulación han sido invariablemente eficientes y corteses, y la comida y el servicio en el comedor y la parrilla de popa son muy buenos.

Mañana, esperamos ver los raros pingüinos de Galápagos, muy probablemente llevados a estas islas en algún momento de la antigüedad por la poderosa corriente de Humboldt. Esta corriente se origina en la Antártida, viaja hacia el norte a lo largo de la costa de América del Sur hasta el norte de Perú y luego hacia el oeste, hasta llegar a las Islas Galápagos.

La corriente fría de Humboldt es la razón por la cual estas islas en la línea ecuatorial tienden a una temperatura normal en los 70 ºF o aprox. 21ºC durante todo el año. Se mantiene la población de pingüinos y apoya uno de los ecosistemas marinos más fértiles del planeta, siendo responsable del 20 por ciento de la captura de pesca del mundo.

Si la corriente de Humboldt trae vida a las Islas Galápagos, también ha traído consigo la muerte. Ya que es la misma corriente que trajo a  Berlanga aquí hace casi 500 años, y a los piratas y balleneros que le siguieron. Cambiaron las Galápagos para siempre.

Alan Fox
Chairman y CEO
Vacations To Go
Houston




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