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IBOR Accesorios para el vino
Manuel Medina. Cerdanyola del Vallés, Barcelona. Abril de 2014.

































Son cada vez más los que aprecian el placer de abrir y degustar una buena botella de vino.  El servicio del vino es un protocolo que no hay que descuidar. Hemos de poner en valor la experiencia sensorial. Es justo por ello por lo que debemos de disponer de los accesorios adecuados.

Si organizamos una cena en casa y somos amantes del vino seguro que dedicaremos algún tiempo a elegir aquellos que mariden con los platos que ofreceremos a nuestros invitados. Si somos apasionados, consultaremos fichas de cata, buscaremos bodegas poco conocidas y referencias con algunas peculiaridades que puedan sorprender. Nuestro ágape en estos casos girará en torno a los caldos servidos.

Pero curiosamente, si abrimos en casa el cajón de los accesorios de cocina, encontraremos gran número de ellos destinado a la elaboración de los platos -de algunos puede que ignoremos su finalidad- y sin embargo, a nuestra valorada -y a veces cara- botella de vino sólo destinamos un triste sacacorchos en muchos casos comprado en la tienda oriental de la esquina.

Y lo que es peor, los establecimientos de restauración -incluso los que disponen de un sumiller-, adolecen también en ocasiones de estos complementos que van a proporcionar el correcto servicio de un vino. No basta con llenar la mesa de una cristalería opulenta o cuidar la pose del camarero que nos presenta la botella si todo acaba en una pelea contra el corcho o una incorrecta temperatura que se intenta paliar con cubiteras que van regando el mantel a la par que llenando la copa.

Una botella de buen vino posee un protocolo de apertura, de servicio, de degustación y de preservación. Por todo ello hemos querido dedicar este artículo a una empresa pionera, líder y referente en la fabricación y comercialización de accesorios para el profesional y el aficionado al mundo de la enología. IBOR diseñó y fabricó en 1988 un sacacorchos revolucionario: el PUIGPULL. Desde entonces vienen trabajando con un único objetivo: crear productos que acompañen a todo el proceso de disfrute de una botella de vino.

Clientes repartidos por todo el mundo vienen utilizando sus productos y convirtiéndose, gracias a las excelencias de los mismos,  en embajadores de ellos. Sommeliers, bodegas, empresas distribuidoras, restaurantes, vinotecas, organizadores de eventos… todo un colectivo que gira en torno al fruto de la vid y que conociendo bien el valor añadido de un buen servicio, no renuncia al correcto, preciso y necesario utillaje para llevarlo a cabo.

Son productos exclusivos y de gran calidad -además de personalizables con la imagen corporativa de la bodega, restaurante o vinoteca- los que IBOR nos brinda. Y todo ello con un único fin: acentuar la ceremonia del buen vino. La historia de la familia Puig, creadora de esta empresa, se remonta al año 1869, pues desde entonces todos los descendientes fueron o bien viticultores o bien hosteleros, así hasta la actualidad. Josep Puig, restaurador vinculado al mundo del vino, concibió en el año 1978, en el Penedés, el proyecto de crear un sacacorchos de bolsillo universal que fuera más efectivo que los existentes desde hacía más de doscientos años. Consciente de esta necesidad y después de mucho esfuerzo, durante los primeros cinco años no consiguió obtener el objetivo deseado. Y ello hasta que se encontró con Ramón Brucart Puig, hombre de talento, que se unió al proyecto. Trabajando conjuntamente durante dos años, Ramón, artífice del ingenio, a finales del año 1988, demostró su habilidad y regaló a Josep el prototipo de sacacorchos de bolsillo más perfecto del mundo, que bautizaron con el nombre de "Puigpull".

Estuvieron fabricando el Puigpull, de forma casi manual hasta 1998, año en que fue presentado en la relevante feria AMBIENTE de Frankfurt y ganó el prestigioso premio DESIGN PLUS, hecho que le permitió ser reconocido mundialmente. Durante el periodo 1998-2013 se fabricaron más de 1 millón de Puigpull, repartidos por todo el mundo, de la mano de Miquel Puig. En 2013 Miquel se jubila y Antoni Fornés, un Ingeniero empresario, adquiere las patentes y  empieza un nuevo proceso de diseño del Puigpull. Actualmente el Puigpull se encuentra en fase de rediseño con el reto de mejorar un producto ya probado.

Puigpull se caracteriza por la calidad de sus componentes, su durabilidad y por ser el único sacacorchos del mundo de extracción vertical de bolsillo. Pero el catálogo de esta empresa es bien amplio: sacacorchos en distintos formatos, mantas enfriadoras o calentadoras, cortacápsulas, termómetros especialmente diseñados para las botellas, tapones herméticos, bombas de vacío, dosificadores y anillos antigotas, embudos rociadores, coladores… En el caso del profesional consideramos imperdonable no disponer de todos estos elementos. Pero también el aficionado, que en casa desea disfrutar de la experiencia del vino, ha de poseer al menos las básicas herramientas que permitan la correcta puesta en escena de esas botellas de vino que tanto mimamos desde que las adquirimos hasta que las disfrutamos. En cualquier caso, es tan nimia la inversión a realizar y tanto la confortabilidad que aportan, que seguro que me agradecerá el consejo: visite un comercio especializado y dótese de estos elementos. Usted se lo merece y sus vinos también.  


IBOR, Accesorios para el Vino
(+34) 93 691 51 11
www.puigpull.es
puigpull@puigpull.es



©Manuel Medina
Escritor y Viajero


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