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Universo del Crucero (XXVI) I Cruceros para Grupos e Incentivos
Manuel Medina Mayo de 2015
































Actualmente el crucero es una fórmula adecuada para realizar una reunión, una convención, un seminario, un congreso, dinamizar y premiar al equipo de ventas de una empresa u organizar cualquier tipo de evento corporativo dentro de un marco verdaderamente excepcional.

Un crucero -como venimos exponiendo en las distintas entregas de El Universo del Crucero- ofrece un sinfín de ventajas, a estas sumamos que están perfectamente equipados para el turismo de empresas y grupos. Se suelen ofrecer salas de reuniones de entre 20 y 1000 personas; material audiovisual de excelente calidad como proyectores, micrófonos, etc.; conexión a Internet, teléfono y fax y personal de a bordo completamente cualificado.

Además es posible negociar mejores condiciones y tarifas con las compañías de cruceros, pudiéndose llegar para grupos a la "privatización" parcial del barco en zonas como bares y salones, así como un espacio reservado en el restaurante. Para grupos muy numerosos el alquiler del barco es la mejor opción, pudiéndose elegir los puertos de escala, los menús, las excursiones y los eventos a organizar a bordo.

Por otra parte, la posibilidad de realizar un viaje se ha convertido en el premio estrella de la mayoría de las empresas que llevan a cabo viajes de incentivo. Un viaje es algo ilusionante y su recuerdo perdura mucho tiempo después del regreso, por lo que resulta más estimulante que otro tipo de regalos o que una cuantía económica por importe equivalente. Y entre las distintas modalidades de viaje, un crucero ofrece tanto a los participantes como a los organizadores muchas más ventajas que las que se dan en un viaje convencional.

El barco proporciona el placer de la travesía junto a instalaciones que en muchos casos superan a las de un hotel en tierra. A bordo es mucho más fácil coordinar las asistencias a las reuniones y a los distintos actos programados, sobre todo en los días de navegación. En un buque las relaciones sociales son una constante, pues el trato continuo entre los cruceristas crear amistades o profundiza en las mismas. Un viaje en barco nos relaja y evade de la vida cotidiana y nos permite cierta desconexión. Y todo ello visitando varios países o regiones y envuelto en la glamurosa imagen que el crucerismo posee.

En cualquier caso, existe una buena relación calidad-precio, teniendo en cuenta el nivel del servicio e instalaciones. Además, se trata de un sistema en el cual llevamos casi todo incluido: alojamiento, comidas, lugares de reunión, excursiones (en algunos casos exclusivas para el grupo), fiestas privadas, etc.

Un viaje de incentivo permite cierta personalización: cartas de bienvenida, detalles en el camarote, coctel privado con el Comandante, programas del día personalizados así como cartas-menús de las comidas.

No olvidemos que junto a los marítimos se encuentran los cruceros fluviales, que en muchas ocasiones al tratarse de capacidades más reducidas, permiten más fácilmente conseguir un fletamento total del barco, y por consiguiente realizar un crucero a la medida.




Manuel Medina
Escritor y Viajero


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