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Reportaje : Dubai el lujoso escondite de Maradona
Jueves, 22 de marzo 2012
























Por Daniel García Marco (dpa)

DUBAI (dpa) - Acostumbrado a tener los focos del mundo puestos sobre él, Diego Maradona vive en los Emiratos Árabes Unidos lejos de todo: de su país, de la élite del fútbol y del primer plano que ocupó siempre.

Más allá de algún enfrentamiento con otros entrenadores, Maradona vive tranquilo y escondido en Dubai, donde se centra en el fútbol, alejado de las polémicas que siempre le acompañaron.

Tras su salida de la selección argentina luego del Mundial de Sudáfrica 2010, traumática como casi todo en su vida, estuvo meses pensando qué hacer. En mayo de 2011 viajó a los Emiratos, país con dinero suficiente para atraer estrellas que impulsen el fútbol en medio del desierto y los rascacielos.

El presidende del Al-Wasl, su club, aseguró que el ex astro del fútbol mundial aceptó el puesto de técnico con el fin de situar al equipo de Dubai en el mapa del deporte.

"Sólo acepta el primer puesto; para él, el segundo lugar es como el último", dijo entonces en una entrevista con la agencia dpa Marwan Jumaa bin Bayat, presidente del Al-Wasl y figura clave en la contratación del ex seleccionador argentino.

Pero pasados los meses, a lo que se ha tenido que acostumbrar Maradona es a ser segundo o menos.

"Podemos estar cuatro, cinco horas. Total, hoy ganamos, no hay problema, podemos seguir, por favor, ¡para una vez que gano!", gritó entre risas Maradona ante nueve periodistas tras ganar por 4-3 al Al-Jazira y clasificarse a las semifinales de la Copa Eitsalat.

"No es posible que Maradona venga a Dubai sólo por dinero a costa de su reputación", decía Bin Bayat sobre la decisión del argentino. Las cifras oficiales del contrato de dos años no trascienden.

Tenga o no razón Bin Bayat, la reputación del argentino como técnico decae al mismo ritmo que crece su cuenta bancaria. El Al Wasl es un equipo intrascendente de momento. El Maradona técnico, sin embargo, nunca se aproximó si quiera al Maradona jugador, por lo que el desprestigio no puede ser muy importante.

En mayo el presidente aseguró que la directiva estaba recibiendo y estudiando "ofertas de publicidad y de patrocinio de compañías locales e internacionales para promocionar el equipo junto al nombre de Maradona", campeón del mundo con Argentina en 1986.

Todo eso parece haberse esfumado. La llegada de Maradona a Dubai fue un efecto gaseosa. Las burbujas ya apenas se notan.

"Para el mundo árabe tener aquí a Maradona es una referencia mundial. Como Pelé, Cruyff y Di Stefano: lo que diga y cómo lo diga en cada momento va a interesar, siempre es un lujo tenerlo aquí", dijo a dpa el técnico español del Al Ahli Quique Sánchez Flores.

Nueve meses después de su llegada, Maradona no ha atraído a otros grandes nombres al desierto. Nadie siguió al italiano Fabio Cannavaro en su paso por los Emiratos, donde los niños, fiel a la impronta del imperio británico, no juegan a medianoche en los amplios aparcamientos al fútbol, sino al cricket.

"No sé si seremos la perfección, pero buscamos siempre el arco de enfrente, tratamos de llegar al arco de enfrente jugando bien al fútbol y creo que eso le hace bien a todo el fútbol de los Emiratos. Fueron siete goles, es un espectáculo hermoso ver siete goles", se reivindicó Maradona ante nueve periodistas tras el triunfo por 4-3 ante el Al Jazira, un encuentro entre equipos de defensas muy débiles que sólo vieron 317 aficionados.

"Ahora todo se ha calmado mucho", asegura un periodista local del diario "Gulf News". Y eso que Maradona defiende que en los Emiratos se vive mucho el balompié. "Sobre todas las cosas, gusta el fútbol. Es una bendición que en un país tan lejano gocen del fútbol", afirmó a dpa el ex astro.

Alejado de todo, sólo importa el fútbol. "Lo que ganas aquí es tiempo para la dedicación a tu profesión, para recuperar hábitos. Me puedo retroalimentar, tengo tiempo para mí tras ocho años de máxima presión. Se vive bien", dijo Sánchez Flores.

Algo similar le pasa a Maradona. "Me gustaría renovar porque me gustaría cumplir un proyecto que tengo a largo plazo, más que nada por los chicos de 14, 16, 18 y 20 años, para demostrarles que no sólo es el dinero, que el dinero es importante para todo el mundo, pero que la gloria no se compra", dijo a dpa Maradona, de 51 años.

"Me encantaría ser una especie de Arsene Wenger en el Al Wasl", aseguró, satisfecho de trabajar y hablar sólo de fútbol.

"Yo, mientras tenga trabajo y pueda descargar todo lo que yo he vivido durante mucho tiempo dentro de un vestuario, dentro de una cancha, lo podría hacer tranquilamente en el desierto", aseguró sin mostrar más ambiciones, ya que se toma su trabajo en Dubai como si entrenara a "Real Madrid, Barcelona, Boca o Bayern Múnich".

Se nota al verlo sufrir y desgañitarse al borde de la cancha, alentando y besando a sus jugadores, blasfemando al cielo e insultando a los árbitros. Vive el partido como si fuera la final del Mundial.

"Sólo ver la pasión con que lo vive me merece respeto, porque siendo quien es podría no vivirlo así", alaba Sánchez Flores al argentino.

Para Maradona es un reto dirigir y formar a jugadores que están lejos de ser Leo Messi, Javier Mascherano o Gonzalo Higuaín.

Además, en lo personal, asegura estar "bárbaro". Apenas 25 minutos en auto separan las instalaciones del Al Wasl de la elitista isla artificial con forma de palmera Jumeirah Palm.

Se hospeda en una "Royal Residence" del hotel Jumeirah Zabeel Saray, en cuya recepción, una joven toca el arpa, los chorros de las fuentes dibujan cabriolas y alambicadas lámparas cuelgan de los techos.

Anexas al hotel, las "residencias reales", una serie de villas exclusivas a un precio de más de 1.300 dólares la noche. En una de ellas, rodeados de un mar azul limpio, viven Maradona y su familia en Dubai, que es una ciudad mezcla de Miami, Las Vegas, Montecarlo y Estambul.

En su camino hacia el pequeño estadio del Al Wasl a bordo de su Audi Q7 puede observar de cerca, a veces tamizado por las tormentas de polvo, el Burj al Arab, un edificio con forma de vela de barco que acoge al hotel más caro del mundo, el primero de siete estrellas.

Y por encima de todos los rascacielos, el Burj Khalifa, el más alto del mundo con más de 820 metros, aunque a veces el polvo lo oculta.

Hitos arquitectónicos superlativos, propaganda de la buena salud financiera de los Emiratos Árabes, uno de los países "top" en cuanto a Producto Interno Bruto per cápita.

Sea ante nueve periodistas o ante 1.000, sea como seleccionador argentino o como técnico del Al Wasl, las ruedas de prensa del argentino, con dos traductores, son siempre un espectáculo.

Ahí maneja el escenario forzando, por ejemplo, que alguien le llame al celular para que todos los presentes escuchen el politono en el que se aprecia la voz de Benjamín, su nieto, el hijo de Sergio "Kun" Agüero y Gianina Maradona, debilidad del "D10s" y protagonista habitual de las ruedas de prensa.

También hace guiños muy bien vistos en la región. "Visitar a (la selección de) Palestina para mí es como que Benjamín me dé un beso. El pueblo palestino necesita que lo ayudemos entre todos, y yo estoy a disposición de Palestina. Soy el hincha número uno de Palestina".

Así acapara titulares al día siguiente en unos diarios que no podrá leer sin traductor. Un oasis de atención ante el desierto del día a día de Maradona en Dubai.


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